Tennesse

2022-11-07 15:59:20 By : Mr. Jason Ma

Lejos de tratarse de un día festivo, el origen del Día Internacional de la Mujer, que se celebra cada 8 de marzo, surgió en un contexto histórico de lucha por la igualdad, el reconocimiento y el ejercicio efectivo de los derechos de las mujeres, una batalla que todavía resulta necesaria para combatir la violencia de género, la falta de oportunidades y la gran brecha laboral con los hombres.

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En ese marco, distintos especialistas del Hospital de Clínicas subrayan la necesidad e importancia de cuidar la salud femenina y detallan cuáles son los principales problemas de salud que afectan a las mujeres en las distintas etapas de la vida, al mismo tiempo que brindan consejos para la prevención y la realización de estudios periódicos.

“A lo largo de la vida de la mujer, se puede ver la prevalencia de distintas enfermedades. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, durante la adolescencia se ve un aumento de la prevalencia de Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS), una vez iniciadas las relaciones sexuales. Dentro de estas, una de las más prevalentes es el Virus del Papiloma Humano (VPH), con el cual se estima que alrededor del 90% de las mujeres tienen contacto en algún momento de su vida”, reveló Verónica Maldonado, ginecóloga de la División Ginecología del Hospital de Clínicas.

Para la especialista, “es de vital importancia durante esta etapa la consulta ginecológica y la educación sexual para promover medidas de prevención de las ETS mediante la anticoncepción con métodos de barrera y estimular la vacunación, que se encuentra en el calendario nacional desde 2011 para todas las niñas de 11 años y que, desde el 2017, se amplió a los niños de la misma edad”.

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La menopausia (definida como el cese de la menstruación) es otra de las etapas más importantes durante la vida de la mujer. Su diagnóstico se produce de forma retrospectiva, una vez que han transcurrido 12 meses consecutivos desde la última fecha menstrual.

El fin de la menstruación se produce al cese de la actividad ovárica, y es por ello que el nivel de hormonas circulatorias disminuye generando un impacto en la salud de la mujer. Los estrógenos producidos por el ovario tienen un efecto en el ciclo menstrual, pero a su vez son conocidos por ser cardioprotectores y fotoprotectores, y es por eso que su disminución genera un aumento en el riesgo cardiovascular y óseo de la mujer.

En ese sentido, la ginecóloga expresó: “En esta etapa de vida de la mujer, es de vital importancia el control cardiovascular de rutina. Sin embargo, la menopausia también genera alteraciones a nivel de los órganos sexuales, produciendo el síndrome genitourinario de la menopausia, disfunciones sexuales (siendo prevalentes la disminución de la libido y la sequedad vaginal), como también alteraciones a nivel del sistema nervioso central incrementando el riesgo de demencias, trastornos del sueño y migrañas”.

Y añadió: “A medida que se desarrolla la vida de una mujer y con el paso de los años, aumenta la prevalencia de enfermedades oncológicas como el cáncer de mama, endometrio y ovario, que presentan su máxima frecuencia de aparición entre los 50 y 60 años”.

Según Maldonado, “las enfermedades más frecuentes en las mujeres van a depender del rango etario, encontrando una gran prevalencia a nivel global de enfermedades de salud mental en comparación con la población masculina, al igual que mayor riesgo de ETS, algunas patologías oncológicas (como por ejemplo cáncer de mama, donde sólo un 1% se diagnostica en hombres), al igual que osteoporosis y enfermedades cardiovasculares”.

“En la adolescencia (de 10 a 19 años) las principales causas de defunción son los accidentes automovilísticos y las lesiones autoinfligidas. En esta etapa, los problemas de salud mental toman una prevalencia interesante, considerando la depresión y la esquizofrenia como los principales. Las ETS no se quedan atrás, y es que el inicio de las relaciones sexuales asociado a conductas sexuales poco seguras genera que a nivel mundial haya el doble de mujeres jóvenes y adolescentes con HIV en comparación con el sexo masculino en el mismo rango etario. El abuso de sustancias también es un conflicto en esta etapa de la vida, aunque presenta la misma tasa en jóvenes del sexo opuesto”, precisó.

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La especialista explicó que los problemas de salud que se producen durante la edad reproductiva y en mujeres adultas incluyen el HIV, los trastornos del embarazo, y las enfermedades oncológicas como el cáncer de cuello uterino.

“Es importante mencionar que alrededor del 99% de los casos de cáncer de cuello uterino se encuentra asociado a la infección por HPV, y que los países en vías de desarrollo concentran el 90% de esta patología, debido a la falta de acceso a los sistemas de salud y tratamientos adecuados”, advirtió.

Los trastornos de salud mental también son de suma importancia y es que las mujeres son más propensas a sufrir depresión y ansiedad.

Y aunque los hombres presentan una mayor tasa de suicidio que las mujeres, la tentativa es mayor en ellas.

“Las enfermedades no transmisibles, como el cáncer o las enfermedades cardiovasculares, son más frecuentes en la edad avanzada. Se le atribuye el 46% de las muertes en mujeres en esta etapa de la vida a las enfermedades cardiovasculares, el 14% al cáncer (pulmón, mama, colon) y el 9% a la enfermedad obstructiva crónica pulmonar (EPOC), altamente asociada al consumo del tabaco. Se estima que aproximadamente el 30% de las mujeres posmenopáusicas en Europa y EE.UU. tienen osteoporosis, incrementando el riesgo de fracturas en la mujer en un 40%”, comentó la especialista.

El cáncer más frecuente en la población femenina es el de mama, seguido por el colorrectal y de cuello uterino. Según datos de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) y el Observatorio Global del cáncer (Globocan), en 2020 se diagnosticaron 22.024 casos de cáncer de mama, siendo el 16.8% de todos los casos de cáncer nuevos diagnosticados y ocupando el 32.1% de todos los tipos de cáncer en la mujer. “Casi el 50% de las muertes en mujeres se produce por enfermedades cardiovasculares (28.46%) y enfermedades oncológicas (19.02%)”, precisó.

Maldonado recomienda realizar la primera consulta ginecológica posterior a la menarca (primera menstruación). “En este primer contacto médico-paciente se dará información sobre métodos de gestión menstrual, ETS y se realizará consejería anticonceptiva. Además, se recomienda realizar control clínico anual con toma de presión arterial, índice de masa corporal, evaluación de hábitos, y realizar una buena anamnesis para evaluar factores de riesgo a partir de los 18 años”, sugirió.

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El Papanicolaou (PAP), también denominado citología del cuello uterino, tiene como objetivo detectar células anormales con el objetivo de realizar un tratamiento adecuado y así prevenir el desarrollo de un cáncer cervicouterino.

“El inicio en su realización puede ser controversial, dado que algunas guías oficiales recomiendan su inicio a los 21 años en todas las mujeres, mientras que otras recomiendan al año o tres años del inicio de las relaciones sexuales. La decisión va a depender del criterio del ginecólogo, también acorde a los antecedentes de la paciente”, sostuvo.

Acorde a las guías del ministerio de Salud de la Nación, se realizará anualmente y con dos PAP consecutivos negativos, se realizará cada tres años hasta los 64 años. Su discontinuación queda a criterio médico acorde a los antecedentes de la paciente.

Los consensos mencionan distintas metodologías de tamizaje:

Por último, Maldonado concluyó: “La mayor reducción de la densidad mineral ósea ocurre en el año anterior a la menopausia y en los dos años posteriores. Las guías oficiales recomiendan realizar una Densitometría Corporal Ósea (DMO) a los 65 años o antes a cualquier paciente menopáusica con factor de riesgo (bajo peso, fractura previa, uso de medicación de alto riesgo, enfermedad que genere pérdida ósea)”.