Todo lo que necesitas saber sobre la menopausia

2022-11-07 15:57:16 By : Ms. Anna Xu

Consultas de Ginecología ·Osteoporosis

Farmacéutica. Técnica en Nutrición y Dietética

Un sangrado después de la menopausia (sobre todo si hace años que se retiró) siempre se debe consultar al médico. Es importante tenerlo en cuenta ya que la presencia de menstruación tras la menopausia puede ser debida a un mioma o un pólipo pero en algunos casos puede estar alertando de una lesión precancerígena o un cáncer de endometrio, cuello de útero o vagina, y requieren un examen médico preferente. Consulta al ginecólogo para que pueda descartarlo.

Ante un sangrado tras la menopausia no hay que esperar a tener otros síntomas, pues si se trata de un tumor, este puede haber avanzado. Ahora bien, algunas veces, cuando se trata de un cáncer pueden aparecer otros avisos como dolor en la zona pélvica, molestias al orinar y, en muchos casos, pérdida de peso.

Hay que tener en cuenta que en las mujeres postmenopáusicas hay varios factores de riesgo. Cuantos más se cumplan, mayores son las probabilidades de padecerlo.

Las pruebas que suelen realizarse son una citología para valorar si el sangrado proviene del cuello del útero y una ecografía para estudiar el útero y los ovarios. Si persisten las dudas quizá sea necesario realizar una histeroscopia, que consiste en introducir una pequeña cámara en el útero a través de la vagina para visualizarlo por dentro. Y si el problema está en el útero puede hacerse una biopsia.

El diagnóstico de la menopausia es retrospectivo. Eso significa que se considera que una mujer está en esta etapa cuando ha pasado un año desde la última pérdida. Ese es tu caso, ya que hace 4 años que no tienes la menstruación.

Aun así, es posible que algún mes haya una mínima subida hormonal, sin ser suficiente para provocar regla, pero sí para disminuir los sofocos, en caso de que los tengas, o para causar alguna molestia en los ovarios o las mamas.

En algunos casos, hay hasta una pequeña pérdida. Esto puede pasar incluso cuando hace años que ya no se menstrúa. De todas maneras, lo correcto es valorar el motivo de esta pérdida y descartar cualquier patología, como un quiste ovárico o un pólipo endometrial.

Te aconsejo que consultes con tu ginecólogo para confirmar que todo esté bien y que estas molestias no tengan una causa orgánica.

La terapia hormonal sustitutiva (THS) se ha demostrado útil para reducir algunos síntomas de la menopausia, como los sofocos y la sequedad vaginal, y para prevenir la osteoporosis.

Se suele prescribir a mujeres cuyos síntomas de la menopausia les genera gran alteración en su calidad de vida y que no han logrado reducir de otras formas.

No todas las mujeres son candidatas a tomarla, el especialista deberá hacer un estudio de cada caso particular y valorar siempre que los beneficios sean más altos que los riesgos. Se prescribe por un periodo de tiempo determinado y hay que hacer un seguimiento médico exhaustivo.

Sin embargo, hay que ser cautos, ya que el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular como un ictus, un infarto y una angina de pecho es cierto que puede aumentar.

Por este motivo, no es aconsejable en mujeres que sufren algún trastorno cardiaco o si tienen riesgo de padecerlo.

Si es tu caso, deberás seguir un mayor control si fumas, tienes sobrepeso importante o diabetes. También deberás cuidar tu tensión arterial y mantener el colesterol a raya.

A partir de los 40 años se inicia una pérdida lenta y progresiva de la masa ósea (se “destruye” hueso). Esta pérdida se acelera en el caso de la mujer tras la menopausia porque se produce un descenso de hormonas que durante la vida fértil protegen el hueso.

Pero no todas las mujeres pierden hueso al mismo ritmo. Por ejemplo, haber sufrido una menopausia precoz aumenta el riesgo de descalcificación. También influyen los tratamientos prolongados con corticoides, hormonas tiroideas o ansiolíticos. Pero la pérdida ósea depende en gran parte de los hábitos saludables.

Los médicos recomendamos para garantizar el mantenimiento de la masa ósea:

Sin embargo, en ocasiones, aunque tomes suficiente calcio, hay otros factores que pueden hacer que el hueso no lo ‘atrape’ bien. Por ejemplo, la falta de vitamina D, que ayuda a absorber el calcio, o el consumo elevado de sal o de diuréticos, que pueden incrementar la pérdida de calcio a través de la orina.

Es muy posible, ya que la pérdida progresiva de la masa ósea que se inicia a partir de los 40 años, se acelera tras la menopausia porque se produce un descenso de las hormonas que, durante la vida fértil, protegen el hueso. En la actualidad, se sabe que existe una importante relación entre la disminución de la masa ósea y el riesgo de fracturas.

Por ello, sería recomendable que te realizaras una densitometría, ya que es muy importante la detección precoz de la pérdida excesiva de la masa ósea de nuestro cuerpo. Esta prueba mide la densidad ósea y permite detectar una osteopenia, que es una densidad baja pero que no llega a osteoporosis, y con tratamiento y cambio de hábitos se puede controlar.

Además de tomar suficiente calcio a través de la dieta, hacer ejercicio regular y evitar el tabaco y el alcohol, dependiendo del resultado de la densitometría, tu médico puede decidir si debes tomar suplementos de calcio. Estos se recetan solo si no se puede alcanzar el nivel necesario de este mineral a través de la dieta, en especial si se padece osteoporosis.

Es importante no tomar estos suplementos por tu cuenta ya que pueden tener efectos secundarios como estreñimiento y digestiones pesadas.

En algunos casos, también se recomienda tomar vitamina D, que es crucial para que el organismo realice muchos procesos biológicos y, entre ellos, ayudar en la absorción del calcio.

Esta vitamina la sintetizas al exponer tu piel al sol pero hay que tener en cuenta que con el paso de los años se reduce la síntesis de los precursores en la piel de la vitamina D. Por ello, aunque normalmente exponerse al sol 15 minutos al día es suficiente para sintetizarla, en algunos casos el médico recomienda tomar suplementos.

La progesterona y los estrógenos son las principales hormonas reproductivas de los ovarios y su producción varía durante la menopausia. Pero no solo en ese periodo se desequilibran. La capacidad del organismo para producir estas hormonas puede variar de un mes a otro por cuestiones físicas como el exceso o falta de ejercicio, el sobrepeso o por padecer un problema de tiroides o el síndrome de ovario poliquístico.

También es importante la dieta que llevemos, pues la ingesta de hormonas a través de los alimentos (carnes excesivamente hormonadas o alimentos genéticamente modificados) puede interferir en el equilibrio hormonal. Los alimentos ecológicos suelen ser más saludables en este sentido.

Además, se ha demostrado que hay otros factores externos que pueden interferir en la producción hormonal normal de una mujer, como son vivir en zonas altamente contaminadas o el uso de cosméticos con alto contenido químico. Tomar mal los fármacos, sobre todo los anticonceptivos, es otra causa de alteración hormonal.

Y por último, destacar que la ansiedad o el estrés también pueden causar estos vaivenes hormonales. El hipotálamo, que pertenece al cerebro, conecta el sistema nervioso con el endocrino uniéndose a la glándula hipófisis que produce hormonas que actúan sobre otras glándulas del cuerpo (tiroides, suprarrenales, ovarios, etc). De ahí que lo emocional o nuestra capacidad de ‘sentir’ pueda determinar o influir en las respuestas corporales ligadas a los efectos hormonales.

Depende de cómo sea tu alimentación. Lo que es cierto es que en esta etapa de la vida se producen muchos cambios importantes en los que intervienen las hormonas, algo que se debe tener en cuenta a la hora de decidir qué se come.

Uno de los más molestos es el aumento de peso por la grasa que se deposita en el abdomen, lo que incrementa el riesgo de hipertensión arterial, diabetes o colesterol elevado y, consecuentemente, del riesgo cardiovascular.

Añade a tu dieta alimentos ricos en proteínas bajas en grasa para mejorar la masa muscular (carne de ave, pescado blanco, huevos), y controla las calorías. También te interesa hacer ejercicio.

Si eres de las mujeres que suelen tener retención de líquidos, procura consumir poca sal, toma más verduras ricas en fibra y antioxidantes y, sobre todo, ¡que no se te olvide beber agua!

Claro, la alimentación es clave para sobrellevar mejor esta etapa. Si no te has cuidado como debieras los 5 o 6 años previos a la menopausia, tienes que adoptar ya un estilo de vida saludable que incluya una alimentación sana y equilibrada, con mucha verdura y fruta y alimentos frescos y naturales, y hacer ejercicio físico regular.

También es importante reducir los hábitos tóxicos. Evita en la medida de lo posible las bebidas alcohólicas, el café, el té y el tabaco.

Las comidas abundantes y los condimentos picantes tampoco convienen.

Y si, debido a la bajada de estrógenos padeces insomnio, puedes evitarlo con cenas ligeras y que no incluyan alimentos muy grasos. A esas horas evita los estimulantes como el té o el café y, en su lugar, toma una infusión de tila, valeriana o lúpulo.

En la etapa de la menopausia se recomienda incluir avena en la dieta porque aporta equilibrio al sistema nervioso y tiene un efecto tranquilizante.

Si es posible, toma a diario 15 gramos de copos de avena crudos o cocinados con leche o también con caldo vegetal.

Y, para evitar que los huesos se debiliten a partir de esta etapa, no solo es importante que la dieta sea rica en calcio (con lácteos desnatados, sardinas y otros pescados pequeños, verduras de hoja verde…) sino también que contenga suficiente magnesio y vitamina D(toma 15 minutos de sol al día).

Hay que tener cuidado con el abuso de fosfatos y el exceso de proteínas porque favorecen la desmineralización del hueso.

En la menopausia o en la etapa cercana a ella, se produce una bajada de estrógenosque favorece la aparición de sofocos, una molestia que sufren tantas mujeres en este periodo de su vida.

Se caracterizan por un calor intenso en el pecho, el cuello o la cara y, en ocasiones, se acompañan de ansiedad, insomnio, palpitaciones, sudoración y enrojecimiento de la piel.

Hay varias soluciones naturales que pueden ayudarte a mitigar estas molestias:

Una buena opción es también tomar esta infusión anti-sofocos 3 veces al día:

Ingredientes: • 40 g de hierbaluisa • 30 g de semillas de hinojo • 30 g de flores de lúpulo • 50 g de raíz de pueraria • 50 g de flores y hojas de salvia.

Preparación: En un cazo tapado, hierve una cucharada sopera de mezcla de plantas por cada vaso de agua durante 5 minutos y deja reposar 10 minutos.

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