Osteoporosis: síntomas, tratamientos, causas e información

2022-11-07 15:43:29 By : Mr. Jeff Lu

La osteoporosis es una enfermedad sistémica esquelética que se caracteriza por una disminución de la masa ósea y un deterioro de la microarquitectura de los huesos, lo que supone un aumento de la fragilidad de los huesos y del riesgo de sufrir fracturas.

Esta patología es asintomática y puede pasar desapercibida durante muchos años hasta que, finalmente, se manifiesta con una fractura.

Según los datos de la Sociedad Española de Reumatología (SER), se estima que la osteoporosis afecta a unos 75 millones de personas en Europa, Estados Unidos y Japón.

Esta patología es más frecuente en mujeres, aunque también pueden sufrirla los hombres, especialmente si tienen una edad avanzada.

En el caso de España, se estima que 2,5 millones de españoles mayores de 50 años tienen osteoporosis. La prevalencia en la población posmenopáusica es del 25%, es decir, una de cada cuatro mujeres padece esta enfermedad, que ocasiona unas 25.000 fracturas al año.

“La repercusión sociosanitaria de la osteoporosis es enorme y se mide en términos de incidencia de las fracturas. Aproximadamente, una de cada tres mujeres y uno de cada cinco hombres mayores de 50 años sufrirán al menos una fractura osteoporótica en su vida restante”, señalan desde la SER.

“La prevalencia de osteoporosis aumenta a medida que envejece la población. Por otro lado, también se ha de considerar que un porcentaje de pacientes con osteoporosis reciben tratamiento para prevenir el desarrollo de la primera o de la siguiente fractura. Los estudios que analizan las tendencias en la epidemiología de la fractura de cadera en España sugieren que esta fractura ha aumentado en números absolutos, particularmente en mujeres, en gran parte atribuido al envejecimiento. También cabe destacar que hay una gran variabilidad en su incidencia, según la comunidad autónoma analizada”, explica a CuídatePlus Nuria Guañabens, consultora senior del Hospital Universitario Clínic de Barcelona y coordinadora del Grupo de Trabajo OsteoResSER de la Sociedad Española de Reumatología.

El origen de la osteoporosis debe buscarse en los factores que influyen en el desarrollo y la calidad del hueso. El riesgo de padecer osteoporosis vendrá determinado por el nivel máximo de masa ósea que se obtenga en la edad adulta y el descenso producido por la vejez. Además del envejecimiento, en su aparición intervienen factores genéticos y hereditarios. Las hijas de madres que tienen osteoporosis, por ejemplo, adquieren un volumen de masa ósea inferior que el de hijas de madres con huesos normales, y lo mismo sucede con gemelos univitelinos.

La desnutrición, la mala alimentación, el escaso ejercicio físico y la administración de algunos fármacos también pueden favorecer la aparición de la osteoporosis. Sin embargo, la menopausia es uno de los factores que más influye en su desarrollo en las mujeres, ya que la desaparición de la función ovárica provoca un aumento de la resorción ósea. 

Al respecto, Guañabens explica que “la resorción ósea es el proceso por el que unas células óseas llamadas osteoclastos destruyen hueso. Es un proceso necesario para la renovación del esqueleto, pero cuando la resorción ósea es excesiva, hay una pérdida de masa ósea, con deterioro de la microarquitectura. Este es uno de los mecanismos implicados en el desarrollo de osteoporosis”.

Según la coordinadora del Grupo de Trabajo OsteoResSER, “en pacientes oncológicos, la situación más frecuente es el desarrollo de osteoporosis y un aumento del riesgo de fracturas por fragilidad, no por la neoplasia en sí, sino por su tratamiento. Así, las mujeres con cáncer de mama que reciben tratamiento con inhibidores de la aromatasa tienen un mayor riesgo de fractura, por la reducción absoluta de estrógenos. En el caso de que sean mujeres premenopáusicas con neoplasia de mama, la inducción de una menopausia precoz o temprana favorece el desarrollo de osteoporosis. También el varón con cáncer de próstata, en tratamiento con bloqueo androgénico, tiene un mayor riesgo por deprivación de testosterona”.

Hay neoplasias que aumentan el riesgo de fractura, pero no por desarrollar una osteoporosis, lo que inducen son fracturas patológicas. Este es el caso del mieloma múltiple, que es una enfermedad hematológica, y también en el caso de las metástasis óseas. 

Durante años se ha conocido a la osteoporosis como la "epidemia silenciosa" debido a que esta patología no produce síntomas, aunque el dolor aparece cuando surge la fractura.

Los especialistas señalan que algunas fracturas vertebrales pueden pasar desapercibidas puesto que no se producen síntomas. En estos casos se pierde la oportunidad de frenar la pérdida de masa ósea y reducir el riesgo de nuevas fracturas.

Las fracturas más comunes en la osteoporosis son las del fémur proximal, húmero, vértebras y antebrazo distal (muñeca).

En estos casos el paciente presenta un dolor agudo muy intenso que aparece cuando hace esfuerzos leves, como la carga moderada de peso, o un ligero traumatismo.

El paciente tendrá una contractura que le impedirá realizar maniobras de flexión y/rotación de la columna. La crisis suele durar de dos a tres semanas y la intensidad del dolor irá disminuyendo de forma progresiva en los tres meses siguientes; la remisión puede ser total o parcial.

“Ocasionalmente, una fractura vertebral puede aparecer sin que el paciente perciba ningún síntoma, o bien puede causar una molestia que no sea lo suficientemente intensa para demandar asistencia”, advierten desde la SER. “Algunos autores consideran que esta circunstancia se produce hasta en dos tercios de los casos. Se asume que la ausencia de dolor, o su baja intensidad es consecuencia de la instauración lenta del proceso”.

Otro síntoma de esta fractura es un dolor sordo, profundo y localizado en las fosas ilíacas y en los flancos, como consecuencia del roce de la arcada costal con la pelvis. Esta posibilidad ayuda a descartar las exploraciones para buscar la existencia de alguna patología intestinal o renal.

En este apartado están incluidas todas las fracturas que van desde la cabeza del fémur hasta aproximadamente 5 cm del troncánter menor.

Los especialistas consideran que las fracturas de cadera son indicativas de osteoporosis cuando se producen tras un traumatismo de baja energía, como una caída cuando la persona está de pie. Las fracturas de alta energía, como las que se producen tras un accidente de tráfico, no se consideran un síntoma de la osteoporosis.

Dentro de las fracturas de cadera existen dos tipos que presentan unas manifestaciones clínicas diferentes:

Abarca las fracturas de la extremidad distal del radio. Este tipo de fracturas asociadas a la osteoporosis se vinculan a una densidad mineral ósea baja y la presencia de un traumatismo de baja intensidad, como una caída sobre la mano.

La sospecha de osteoporosis debe aparecer si, tras la caída, el paciente siente dolor en la región de la muñeca unido a la impotencia funcional.

La prevención de la osteoporosis es fundamental para evitar el avance de la patología. Estas son algunas recomendaciones para conservar y aumentar la densidad ósea:

Evitar tabaco y exceso de alcohol. Se recomienda evitar el consumo de tabaco. El papel exacto que desempeña el tabaco en la osteoporosis no está claro, pero se ha descrito una relación directa entre el consumo de tabaco y la disminución de la densidad ósea. También se recomienda no tomar alcohol en exceso, ya que su consumición crónica y abusiva se asocia a un doble efecto nocivo: aumento del riesgo de caídas y reducción de la densidad mineral ósea.

 Acudir al médico si ha tenido una fractura tras una caída banal. Se recomienda consultar con su médico si ha sufrido una fractura no inducida por un atropello, accidente deportivo o de automóvil. Es frecuente pensar que “te has fracturado porque has caído”. Su médico valorará si puede ser una fractura por osteoporosis. Su diagnóstico y tratamiento ayudarán a prevenir el desarrollo de nuevas fracturas.

Adecuación del medio y otros consejos para evitar caídas. La SER recomienda eliminar del entorno del paciente con osteoporosis todos aquellos objetos que puedan facilitar caídas como, por ejemplo: alfombras, cables eléctricos y telefónicos. Además, es recomendable una buena iluminación de la vivienda asegurando el acceso a la luz en el dormitorio y pasillo, así como el uso de alfombras antideslizantes en la bañera o ducha. Otros aspectos importantes son llevar un calzado adecuado evitando los tacones altos, pantuflas flexibles y zapatos con suelas resbaladizas. No se debe olvidar un buen control de la visión.

¿Es posible anticiparse de alguna manera a la osteoporosis? ¿Y a la primera fractura? Guañabens responde que “es importante tener una buena salud ósea y para ello se deben tener hábitos saludables, como hacer ejercicio físico, una adecuada alimentación con ingesta de alimentos ricos en calcio y exposición prudente a la luz del sol. Pero es insuficiente si la mujer o el varón tienen una baja masa ósea”. 

Así, prosigue la experta, “si hay factores de riesgo para osteoporosis, su médico debe solicitar una densitometría y prescribir un tratamiento farmacológico si la densidad mineral ósea es muy baja, pues es el principal factor de riesgo para desarrollar fracturas, especialmente si hay factores de riesgo adicionales como edad avanzada, tratamiento con glucocorticoides o inhibidores de aromatasa, además de enfermedades clásicamente asociadas a osteoporosis. Es muy importante adelantarse a la primera fractura, porque si ya se ha producido, es mucho mayor el riesgo para desarrollar nuevas fracturas”.

Existen distintos tipos de osteoporosis:

Dado que en la actualidad hay muchas lagunas de conocimiento sobre la osteoporosis, la Sociedad Española de Reumatología señala que es difícil establecer unos criterios diagnósticos claros y contundentes que abarquen, además, el riesgo de fractura.

La densitometría ósea es la mejor técnica que existe para medir la masa ósea, aunque los especialistas comentan que hay excepciones, ya que la prueba indica la densidad mineral ósea del paciente, y este es otro de los factores de riesgo de la osteoporosis.

“En base a los conocimientos actuales, el abordaje diagnóstico debe realizarse de manera individual valorando la edad y otros factores de riesgo”, señalan desde la SER, quienes indican que factores de riesgo como el consumo de tabaco y alcohol, el bajo peso, los antecedentes familiares de fracturas osteoporóticas, entre otras, permiten identificar a las personas con riesgo de desarrollar la patología. Por lo que, la base fundamental del diagnóstico se basa en la sospecha clínica.

Guañabens afirma que la densitometría ósea no es una prueba que se haga de rutina. Es recomendable en aquellas mujeres posmenopáusicas con factores de riesgo para desarrollar osteoporosis; a mayor número de factores de riesgo, mayor indicación. También se recomienda en varones que tengan factores de riesgo importantes. 

“En las guías de práctica clínica españolas no se recomienda esta prueba a una edad concreta, aunque en algunas guías extranjeras sí se aconseja su realización en mujeres a partir de una determinada edad”, dice la especialista del Hospital Clínic.

La selección del tratamiento dependerá de las características del paciente. Los expertos recuerdan que para que sea eficaz debe seguirse de forma constante durante varios años.

Los fármacos que se emplean en la actualidad para combatir la osteoporosis consiguen detener la resorción ósea y evitar la pérdida del mineral. Son los llamados inhibidores de la resorción entre los que se encuentran los estrógenos, las calcitoninas, los bisfosfonatos (etidronato, alendronato y risedronato), los moduladores selectivos de los receptores estrogénicos (raloxifeno) e incluso las estatinas, unos fármacos que inicialmente se empleaban para combatir el colesterol.

Aunque el tratamiento farmacológico es muy importante existen otras medidas encaminadas a corregir deficiencias nutricionales y mejorar el estilo de vida que pueden evitar caídas y minimizar la intensidad del impacto de la enfermedad.

Según la SER, lo más importante es que el paciente tome las cantidades necesarias de calcio y vitamina D.

Respecto al calcio, al ser un nutriente, la mejor forma de ingerirlo es con la comida. La mayor parte del calcio se obtiene con la leche y los derivados lácteos.

El contenido de vitamina D de los alimentos es muy bajo, a excepción de algunos pescados grasos, por lo que la mejor forma de adquirir esta vitamina es a través de tomar el sol de forma prudente.

Los pacientes de edad avanzada no suelen exponerse al sol por lo que en muchas ocasiones deberán tomar suplementos de vitamina D para asegurarse de que cumplen los requerimientos diarios.

Además de vigilar la ingesta de calcio y vitamina D, el paciente debe asegurarse de que ingiera la proporción adecuada de los nutrientes básicos, vitaminas y oligoelementos, como el magnesio. “Deben evitar los suplementos de vitamina A, ya que se ha demostrado que aumentan el riesgo de fractura”, añaden.

Respecto a las dietas hiperproteicas y las ricas en sodio y fósforo, en la actualidad existe controversia sobre si deben evitarse o no, ya que estas aumentan la excreción urinaria de calcio por una reabsorción tubular.

Los expertos recomiendan evitar la inmovilidad y seguir pautas fisioterápicas que limiten la deformidad y el dolor, así como abstenerse de fumar e ingerir grandes cantidades de alcohol.

Realizar deporte aumenta la masa ósea durante el crecimiento de los niños y adolescentes y, además, puede ayudar a reducir la pérdida en las personas de edad avanzada.

También tiene otros beneficios: aumenta la flexibilidad, la coordinación y la fuerza muscular, lo que ayuda a reducir el riesgo de caídas.

Los especialistas indican que el ejercicio debe adaptarse a las circunstancias del paciente y recomiendan realizar un paseo diario para preservar los patrones motores del enfermo.

Existen algunos factores modificables que propician las caídas de los ancianos y que se pueden modificar para reducir el riesgo, como el consumo de sedantes. Estas sustancias aumentan la posibilidad de que sucedan las caídas y aparezcan las fracturas.

Otros fármacos como los antihipertensivos, los barbitúricos y los hipoglucemiantes también se han asociado al aumento de riesgo de caídas.

En los últimos años, ha habido numerosos avances en el abordaje terapéutico de la osteoporosis. “Se hace una medicina más personalizada a partir del tratamiento secuencial, es decir, se prescribe un fármaco, teniendo en mente el siguiente fármaco. Se conoce mejor la eficacia y los efectos adversos de los fármacos clásicos como los bisfosfonatos, y, lo más importante, se dispone de fármacos con mayor capacidad 'antifracturaria' que la de los fármacos de primera línea y, además, de secuencias farmacológicas muy eficaces en la reducción de fracturas”, describe Guañabens.

La coordinadora del Grupo de Trabajo OsteoResSER afirma que la osteoporosis es un campo en el que se está realizando tanto investigación básica como clínica de alto nivel científico. "A nivel de investigación básica, se está avanzando en distintos aspectos como el conocimiento de las funciones de las células óseas y su regulación. En el ámbito clínico, se investigan las secuencias farmacológicas más óptimas y se ha avanzado en el conocimiento de su eficacia frente a las fracturas y también de sus efectos adversos. Además, se ha identificado mejor la patología metabólica ósea asociada a ciertas enfermedades, cirugías o tratamientos para otras enfermedades".

Tal y como señalan desde la SER, la más frecuente es la que afecta a las mujeres mayores, ya que esta patología está asociada al envejecimiento y a la menopausia. De hecho, las fracturas osteoporóticas no suelen aparecer antes de los 65 años.

En mujeres más jóvenes, la osteoporosis suele estar asociada a otras enfermedades o a sus tratamientos, como por ejemplo: hipertiroidismo, administración de corticoides, enfermedades hepáticas, malabsorción, antiepilépticos, etcétera.

La osteoporosis no afecta excesivamente a la calidad de vida del paciente, ya que muchas de las fracturas, sobre todo las vertebrales, son asintomáticas. Sin embargo, cuando la fractura es clínica produce dolor e incapacidad durante los tres meses siguientes y puede llegar a dejar dolores residuales en el paciente, sobre todo para estar de pie o hacer actividades que requieran flexiones de columna.

Además de la masa ósea, existen otros factores de riesgo independientes predictores de fractura:

Estos factores, unidos a la edad, ayudan a determinar qué personas tienen más riesgo de desarrollar osteoporosis.

Desde la SER insisten en que esta patología puede afectar a cualquier persona, incluidos niños y adolescentes, varones de cualquier edad y mujeres premenopáusicas. “No obstante, en estos casos, son poco frecuentes y suele asociarse a alguna enfermedad importante".

“Por descontado que ha habido un impacto. La falta de ejercicio físico, como caminar o hacer gimnasia, y la menor exposición a la luz del sol han sido lo habitual durante el confinamiento por la pandemia de coronavirus. Se han realizado menos densitometrías óseas y se han administrado menos tratamientos endovenosos, en concreto, la administración de zoledronato. En España, los fármacos subcutáneos se autoadministran, por lo que parece que no ha habido problemas en su cumplimiento en nuestro país, pero este problema se ha planteado en países donde la administración de un fármaco denominado denosumab, que es subcutánea cada 6 meses, se suele realizar por personal sanitario”. Así lo cuenta Guañabens.

La osteoporosis no se asocia con un mayor riesgo de infección por Covid-19 ni con una gravedad de la enfermedad más pronunciada después de la infección, de manera que las personas con osteoporosis no necesitan ser priorizadas para la vacunación frente a este virus. Los tratamientos para la osteoporosis no interfieren con los perfiles de eficacia o efectos secundarios de las vacunas Covid-19 y no deben interrumpirse o retrasarse indefinidamente debido a la vacunación. 

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